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CAPÍTULO XI



                                                           EL CAMPO GRAVITATORIO







             Vamos a completar el estudio del Campo Gravitatorio que iniciamos en el capítulo VI descri-
          biendo las observaciones que llevaron a Newton a enunciar su principio-ley de gravitación, el cual
          nos conducirá a analizar magnitudes dinámicas que explican multitud de fenómenos que ocurren
          en el Universo.
          XI – 1. Principio-ley de gravitación universal de Newton

             Cuantificábamos en el párrafo VI-1 la interacción entre dos partículas m y m , que es inversal-
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          mente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellas r 21  (Fig. VI-1), mediante la expresión
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                                        F  =-G    1  2  r                           (1)
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          el signo menos nos indica que el vector r que define la posición de m relativa a m es de sentido
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          contrario a F (fuerza con que m atrae a m ). El Principio de Acción y Reacción, también enun-
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          ciado por Newton y que hemos estudiado, nos lleva a la conclusión: F =– F es decir: «La fuer-
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          za que la partícula uno ejerce sobre la dos es igual y de sentido contrario a la que la partícula dos
          ejerce sobre la uno».
             G es la constante de gravitación universal, independiente de todas las circunstancias o medio
          ambiente que rodee a los cuerpos que se atraen, su valor es: G =6,67 ´10 –11  N·m /kg 2
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             Más adelante, el teorema de Gauss nos permitirá demostrar que en la aplicación de la ley de
          gravitación universal a un cuerpo con simetría esférica, éste es sustituible por una partícula de
          masa igual a la del cuerpo y colocada en el centro de dicha esfera.
             Si nos preguntamos: ¿De dónde sale la cuantificación de esta fuerza?; Newton llegó a la formu-
          lación de su ley basándose en una minuciosa observación de la naturaleza y la ecuación (1) es la
          expresión matemática de su estudio experimental, no teniendo demostración matemática alguna.
             Newton razonó de la siguiente forma: observó en el tubo de vacío (párrafo III-15) que todos
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          los cuerpos caían atraídos por la Tierra con la misma aceleración (9,8 m/s ) indepen-
          dientemente de su masa, la única explicación lógica es que la fuerza de atracción sea di-
          rectamente proporcional a la masa del cuerpo, puesto que  F/m sólo queda invariable
          cuando esto ocurre; además los cuerpos se atraen mutualmente con fuerzas del mismo
          módulo y siendo éstas directamente proporcionales a la masa de cada uno de ellos, reci-
          biendo aceleraciones que no dependen de sus masas, querrá decir que la fuerza de inte-
          racción entre ellos es directamente proporcional al producto de las masas de ambos.
             Para deducir la proporcionalidad inversa de la fuerza con el cuadrado de la distancia
          que los separa, Newton supuso que la fuerza de atracción de la Tierra sobre los cuerpos
          debía ser contada desde su centro, por esta razón para pequeñas variaciones de altura
          sobre la superficie terrestre comparada con los 6 400 km del radio de la Tierra, la acele-
          ración de la gravedad no varía notoriamente. Para estudiar la dependencia de la fuerza
          de la gravedad con la distancia, pensó que tenía que medir la aceleración de la gravedad
          en puntos muy alejados de la Tierra, siéndole imposible en aquellos tiempos trasladarse
          a miles de kilómetros sobre la superficie de la Tierra para hacer esta medición, pensó en
          la trayectoria circular que posee la Luna alrededor de la Tierra y en que la aceleración
          centrípeta (normal) de aquella es igual a la aceleración de la gravedad terrestre. Conocía la  Fig. XI-1.– Esquema para la medida de  g te-
          distancia Tierra-Luna, que es d =384 000 km ; 60 R , siendo R el radio de la Tierra y  rrestre en la Luna.
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          sabía también que la Luna da 1 vuelta en T =27,3 d alrededor de la Tierra, con lo que
          dedujo: g =a =4 p d/T =2,7 ´10 –3  m/s y como g /g =9,8/2,7 ´10 ; 3 600 =60 sacó en
                                                                               2
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          consecuencia que al aumentar 60 veces la distancia entre los cuerpos que se atraen, se produce
          una aceleración 60 veces menor, pudiendo concluir que la aceleración comunicada a los cuerpos
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          por la fuerza de gravitación universal y por tanto, la propia fuerza, es inversamente proporcional al
          cuadrado de la distancia entre los cuerpos en interacción.
             Para la obtención del valor de la constante de gravitación universal G se han realizado muchos
          experimentos; uno de ellos, que tiene su importancia histórica, fue el de Cavendish que consiste
          en tomar dos bolitas metálicas (A y B) de masa m (Fig. XI-2), y colocarlas en los extremos de una
          varilla muy ligera de longitud l, colgada por su centro O, de un hilo de cuarzo resistente a la tor-
          sión. Colocamos delante y detrás de ellas sendas bolas de plomo (C y D) de gran masa M, que
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