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ESTUDIO BÁSICO DE LA ESTRUCTURA DE LA MATERIA 247
E es la energía del nivel inicial y E la del final. Inversamente, un fotón de energía h n puede hacer
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pasar a un electrón del nivel de energía E al de E .
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Las propiedades y la forma de unirse de los átomos para formar moléculas e iones, dependen
fundamentalmente, por una parte, de los niveles de energía de los orbitales ocupados por los elec-
trones y, por otra, del número de electrones existentes en cada uno.
La pérdida o ganancia de un protón en el núcleo (ver Radioactividad en el capítulo XXX), su-
pone la transmutación del elemento, es decir, el átomo del elemento que sufre la pérdida o ganan-
cia del protón (o protones) se transforma en otro diferente, puesto que aumenta o disminuye el
número Z que lo caracteriza. Sin embargo, si un átomo pierde o gana un electrón sigue siendo el
mismo elemento, pero su carga neta deja de ser nula, transformándose en lo que denominamos
un IÓN.
Un átomo pierde un electrón cuando a éste se le comunica la energía suficiente para alejarlo
de él una distancia lo suficientemente grande comparada con sus dimensiones (a la correspon-
diente energía suministrada se le denomina ENERGÍA DE IONIZACIÓN cuando se le comunica al
electrón que se encuentra en el orbital de máxima energía potencial, es decir, al electrón que es
más fácil de extraer por encontrarse en el nivel de energía más elevado), y se convierte en un ión
positivo de carga e. Cuando el átomo retiene un electrón suplementario (AFINIDAD ELECTRÓNICA), el
ión que se obtiene es negativo de carga e. Si se extraen (o se captan) más de un electrón a un
mismo átomo se obtendrá un ión del mismo elemento varias veces ionizado, y su carga será posi-
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tiva (o negativa) y múltiplo de e.
No solamente se pueden transformar los átomos en iones, las agrupaciones de estos y las
moléculas pueden ionizarse de una forma análoga. Por lo general, la ionización resulta de la inte-
racción (choque) de un átomo o molécula con otra partícula que posea una energía cinética sufi-
ciente, o por la interacción con una radiación electromagnética de energía suficiente (véase como
ejemplo el efecto fotoeléctrico, capítulo XXVIII).
Suponiendo al átomo (núcleo y corteza) contenido en el interior de un volumen esférico, su ra-
dio, como ya se dijo en el párrafo I-22, es del orden de 10 10 m y los radios de los núcleos se en-
cuentran comprendidos entre 1,2 ´10 15 m el más pequeño, hasta aproximadamente
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9 ´10 15 m que mide el mayor, existiendo una «laguna» en los tamaños de 10 , es decir, el radio
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del núcleo es del orden de 10 veces menor que el tamaño total del átomo y si tenemos en cuenta
que la práctica totalidad de la masa del átomo reside en el núcleo, puede decirse que el átomo y
en consecuencia la materia están prácticamente huecos.
XII 3. Fuerzas interatómicas e intermoleculares. Cohesión
De las tres fuerzas fundamentales (ver párrafo V-3), la electromagnética es la responsable de
los enlaces entre átomos para formar moléculas y entre moléculas para formar estructuras ma-
croscópicas (las fuerzas de Van der Waals y los puentes de Hidrógeno no son sino el resultado de
complejas interacciones electromagnéticas, principalmente dipolares).
Es evidente que toda FUERZA DE ENLACE (tanto entre átomos como entre moléculas), resulta
de la composición de fuerzas atractivas y repulsivas, dependientes de la distancia r a que se
encuentran los átomos o las moléculas, y solamente por realizarse un enlace si existe una
distancia r interatómica o intermolecular tal que estén en equilibrio las fuerzas de atracción
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y repulsión, y para una distancia r >r prevalezcan las de atracción sobre las de repulsión.
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El rápido aumento que las fuerzas repulsivas experimentan al reducirse la distancia r por deba-
jo de la posición de equilibrio r nos permite introducir la noción de dimensiones atómicas o mole-
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culares que corresponderá al ; r , es decir, distancia a partir de la cual las fuerzas repulsivas impi-
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den la aproximación entre ellos cuando se encuentran en estado sólido o líquido, pudiéndose en-
contrar un valor aproximado de su radio medio partiendo de la densidad, de su masa molecular y
del número de Avogadro.
PROBLEMA:5.
Los enlaces se asemejan al modelo físico de muelles, es decir: las fuerzas de enlace entre los
átomos y moléculas, se comportan como si estuvieran conectados por muelles que les permiten vi-
braciones alrededor de la distancia de equilibrio (r ).
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«Llamaremos ENERGÍA DE ENLACE al trabajo que debemos realizar para disociar (separar)
una distancia lo suficientemente grande (comparada con las dimensiones de los átomos o
moléculas), los átomos ligados de una molécula o dos moléculas unidas entre sí».
Fig. XII-1. Las fuerzas de enlace se
La energía de enlace entre átomos suele ser del orden de 10 19 J, que para un mol correspon- comportan como resortes.
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den 6 ´10 J/mol ; 15 kcal/mol. La energía de enlace entre moléculas es del orden de 10 a 100
veces menor que las interatómicas.
Para poner de manifiesto las fuerzas de enlace, someteremos a una sustancia a una deforma-
ción, la experiencia nos demuestra que aparecen fuerzas que se oponen a tal deformación. Para
explicar esto consideremos la fuerza F(r) que enlaza a dos átomos o moléculas, composición de las
de repulsión F (que en el gráfico de la Fig. XII-2A, representamos como positivas) y las de atrac-
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