Page 81 - Libro Hipertextos Fisica 2
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Componente: Procesos físicosProcesos físicos
La capacidad auditiva se va deteriorando con la edad. La mayoría de la
gente de 30 años o más no oye frecuencias de más de 15.000 Hz, a los 50
años el límite desciende a los 12.000 Hz y a los 70 años baja a 6.000 Hz,
es decir, por debajo del límite superior de la conversación normal.
Estudios audiométricos realizados a personas que han sido sometidas
a altos niveles de ruido, durante largo tiempo, revelan una pérdida de
agudeza auditiva en frecuencias altas (entre 3.000 Hz y 6.000 Hz) y, en
particular, alrededor de los 4.000 Hz. La pérdida se amplía con el tiempo
hasta afectar frecuencias entre los 500 Hz y los 2.000 Hz.
En la siguiente figura se observan los resultados del efecto causado por la
exposición prolongada de una persona al ruido en función del tiempo de
exposición, tomando como referencia un nivel medio de 99 dB.
60
50
Pérdida auditiva en dB 40 5 - 9 años
15 - 19 años
30
25 - 29 años
35 - 39 años
20
10 40 - 52 años
0
125 250 500 1.000 2.000 3.000 4.000 6.000
Frecuencia en Hz
Pero ¿cómo afecta esta pérdida nuestra calidad de vida? La exposición
continua a sonidos muy intensos, a muy alto volumen, tiene el mismo
efecto en el oído que el envejecimiento en la piel, debido a que la ca-
pacidad auditiva disminuye por la exposición prolongada a un sonido
generado muy cerca del oído.
Los efectos causados por esta exposición son de tipo fisiológico y psi-
cológico.
n Entre los primeros, el más común es la ruptura del tímpano por rui-
dos muy intensos, como las explosiones.
n Los de índole psicológico pueden ir desde el insomnio y una conducta
irritable temporal, hasta una alteración permanente de la conducta,
la cual requiere atención médica.
Actualmente muchas personas jóvenes tienen la misma pérdida de la
capacidad auditiva que la de un adulto de 50 años, debido al uso de los
Ipod, MP3, MP4, walkman y otros aparatos con audiófonos personales.
Ahora, imagina la dificultad que supone el no oír. Un niño con audi-
ción normal pasa naturalmente de oír las palabras a decirlas y luego, a
reconocer sus representaciones escritas. Cada paso se le facilita por lo
aprendido anteriormente. En cambio, un niño con problemas auditivos
no tiene el estímulo del sonido del lenguaje, lo cual implica una lucha
constante por aprender.
© Santillana 81
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