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PRIMERA LEY DE NEWTON. CONCEPTO DE FUERZA. ESTÁTICA DE LA PARTÍCULA 91


         V – 3. Las fuerzas en la naturaleza. Fuerzas fundamentales
            En nuestro diario acontecer comprobamos la existencia de fuerzas muy habituales; podemos
         analizar el esfuerzo muscular que realizamos, por ejemplo al estirar un resorte elástico, en principio
         habrá un movimiento de sus partículas durante el tiempo que dura el estiramiento, pero una vez
         provocada la deformación seguiremos ejerciendo ese esfuerzo y el sistema se encuentra en reposo;
         no hay variación de velocidad y sí existe esa acción sobre el resorte, lo que nos hace pensar, que
         en ocasiones, las fuerzas son las causantes de deformaciones en los cuerpos.
            Utilicemos nuestro esfuerzo en sujetar un cuerpo, ahora diremos que nuestro esfuerzo se em-
         plea en compensar el PESO del cuerpo, ese peso que compensamos es otra fuerza que surge por
         efecto de estar el cuerpo en presencia de la Tierra y razonamos diciendo: las fuerzas pueden actuar
         sobre un cuerpo no sólo por «contacto directo», sino que también pueden ejercerse sobre él a dis-
         tancia. En la Naturaleza existen distintos tipos de estas fuerzas transmitidas a distancia en los lla-
         mados campos de fuerzas; así si dejamos caer un cuerpo sobre la Tierra la existencia del «peso»
         hace que el cuerpo «caiga» con una aceleración que queda perfectamente determinada realizando
         medidas de los espacios y tiempos, lo que nos confirma nuestra anterior conclusión: la existencia
         de una fuerza (PESO) transmitida a distancia. Sobre la superficie de un objeto que reposa o se des-
         liza sobre una segunda superficie, esta segunda ejerce una fuerza perpendicular a ella y sobre el
         objeto que se apoya a la que denominamos FUERZA NORMAL.
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            Si dejamos caer una bolita de acero en un «fluido viscoso», aceite por ejemplo, observamos
         que inicialmente se acelera hasta adquirir un movimiento de velocidad constante. Razonamos di-
         ciendo que: el peso de la bolita se ha compensado con una fuerza proporcional a la velocidad que
         posee, por lo que al aumentar ésta aumenta también la fuerza hasta que el efecto del peso y de la
         «RESISTENCIA» se compensan; concluimos diciendo que: «En ocasiones las fuerzas se limitan a equi-
         librar las llamadas resistencias pasivas». Son también de un tipo parecido las que se oponen al mo-
         vimiento de un cuerpo al deslizarse sobre la superficie de otro, debiendo su existencia a las rugosi-
         dades y deformaciones de las superficies en contacto.
            Existe otro tipo de fuerzas que se «transmiten a distancia» que llamamos ELÉCTRICAS y que pue-
         den ser de dos tipos, de atracción y de repulsión (dos cuerpos con cargas de igual signo se repelen
         y de signo contrario se atraen); además, las cargas eléctricas tienen la propiedad de que al mover-
         se unas respecto de las otras aparece otra fuerza más (además de la eléctrica) que recibe el nombre
         de magnética, ambas están íntimamente ligadas, su efecto es simultáneo, por lo que las denomina-
         remos FUERZAS ELECTROMAGNÉTICAS.
            Todo lo anteriormente dicho parece inducirnos a clasificar las fuerzas en dos tipos, las que
         actúan por contacto directo, como la que hacemos para empujar una mesa, y las que actúan a dis-
         tancia, como la fuerza atractiva de la Tierra sobre la Luna. Sin embargo, para la Física no existe tal
         distinción, por mucha presión que hagamos nunca existe contacto, en el sentido microscópico, en-
         tre las moléculas de la mano y las de la mesa. Todas las fuerzas se ejercen entre cuerpos situados a
         cierta distancia no nula uno de otro. Pongamos otro ejemplo: en principio nos parece irreconcilia-
         ble la idea de la fuerza que «sentimos» al caminar sobre el suelo, con la interacción entre el Sol y la
         Tierra, puesto que entendemos que al andar por la Tierra la «tocamos» y sin embargo entre el Sol
         y la Tierra existe una gran distancia; precisamente en éste último punto es en el que las cosas no
         son tan diferentes como parecen puesto que, como sabemos, los átomos que constituyen la mate-
         ria están separados manteniendo sus posiciones de forma parecida a como lo hacen el Sol y la
         Tierra. En nuestro ejemplo, los pies nunca están en contacto con la Tierra, aunque sus moléculas
         se acerquen mucho a las del suelo, produciéndose un desplazamiento en sus posiciones.
            Hay, además, otras manifestaciones menos familiares de las fuerzas, como pueden ser la explo-
         sión de una estrella o la convivencia pacífica de los protones en un núcleo, para cuya explicación
         debemos recurrir al comportamiento de las partículas elementales. Puesto que toda la materia está
         constituida por partículas, y son éstas las que interaccionan entre sí, consideraremos las  fuerzas
         como las causas que permiten a dos partículas reconocerse entre sí y reaccionar una ante la pre-
         sencia de la otra.
            Todas las fuerzas que observamos en el Universo conocido y tal y como se concibe hoy en día,
         pueden ser explicadas en términos de cuatro fuerzas (o interacciones) que las partículas se ejercen
         a las que llamamos: GRAVITACIONALES, ELECTROMAGNÉTICAS, NUCLEARES FUERTES y NUCLEARES DÉBILES;
         las propiedades de las partículas que originan esas interacciones son: la MASA, la CARGA ELÉCTRICA,
         la CARGA DE COLOR características de las partículas llamadas  QUARKS, (que no tiene nada que ver
         con el color que observamos de los objetos) y la CARGA DÉBIL, respectivamente. Las partículas fun-
         damentales no suelen tener estas cuatro características y por tanto producen y se ven afectadas de
         formas diferentes por las cuatro fuerzas. Pueden tener uno o varios tipos de fuentes, así de la masa
         solo hay uno, para la carga eléctrica dos y para la carga de color existen seis. Son fuentes «exten-
         sas» las compuestas por fuentes puntuales (aunque muchas veces en la formulación de las leyes fí-
         sicas se utilizan como puntuales), por ejemplo el protón y el neutrón son extensas por estar forma-
         dos por tres quarks. De acuerdo con la teoría actual los electrones y los quarks son fuentes puntua-
         les, es decir, no están constituidos por otras partículas menores.
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