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570   ÓPTICA GEOMÉTRICA I


                                   XXIV – 2. Breve introducción histórica de la Óptica hasta Sir Isaac Newton
                                      Los filósofos de la antigua Grecia consideraban a la luz como un fluido que manaba de los
                                   ojos del observador, algo así como una especie de tentáculos, asemejando el sentido de la vista al
                                   sentido del tacto; esta interpretación de la naturaleza de la luz recibió el nombre de «Teoría Tactil».
                                   Pitágoras de Samos (500 años a. de C.) sostenía que la luz es «algo» que fluye y que captan nues-
                                   tros ojos excitando el sentido de la vista; a esta interpretación se la denominó «Teoría de la emi-
                                   sión». Platón (350 años a. de C.) complica la teoría de Pitágoras suponiendo una acción entre algo
                                   que mana de tres focos: los ojos, el objeto que se ve y el foco que ilumina.
                                      En cualquier caso, era creencia general que la luz estaba formada por partículas, las cuales se
                                   movían en línea recta a gran velocidad (hipótesis que, como relataremos, fue la que más conven-
                                   ció a Newton). Euclides (300 años a. de C.) en su «Catóptrica», y debido a su gran intuición geo-
                                   métrica, hizo los primeros razonamientos utilizando el concepto de «rayo luminoso» y con él dedu-
                                   jo, entre otras cuestiones, la «ley de la reflexión».
                                      Los primeros indicios que tenemos de la observación y estudio de la «refracción», datan de la
                                   época de Platón, que en su «República», menciona el aparente doblamiento de los objetos cuando
                                   se encuentran parcialmente sumergidos en agua; sabemos que fue estudiada por Cleómedes (50
                                   d. C.) y por Claudio Tolomeo de Alejandría (130 d. C.) que hizo y tabuló medidas muy precisas
                                   del «ángulo de refracción» para diversos medios.
                                      Existen pruebas de la utilización de «lentes» desde que en el año 425 a. de C., Aristófanes, en
                                   su sátira «Las Nunes» hace mención al «vidrio quemador» (lente convergente); los romanos, como
                                   lo confirman los escritos del historiador Plinio (años 23-79 d. C.) poseían vidrios quemadores; el
                                   filósofo Séneca (3 a. C., 65 d. C.) escribe que la visión de los objetos se aumenta al realizarla a
                                   través de esferas de vidrio llenas de agua; esferas de cristal han sido encontradas en ruinas roma-
                                   nas y hasta una lente plano-convexa fue recuperada en las ruinas de Pompeya. Es muy posible,
                                   que los artesanos romanos, para realizar determinados trabajos de detalle, utilizaron lentes de au-
                                   mento.
                                      Parece ser que a partir de los años citados, la Óptica no tuvo grandes progresos, hasta Alhazem
                                   de Basora (~1000 d. C.) que apostillando la idea pitagórica de que la luz, comportándose como
                                   un proyectil, va de los focos luminosos (el Sol, una llama, etc.) a los objetos y de éstos a nuestros
                                   ojos, aplicando las leyes del choque elástico, deduce la «ley de la reflexión», poniendo el rayo inci-
                                   dente, el reflejado y la normal en el mismo plano; por otro lado, realizó estudios sobre  espejos
                                   esféricos y parabólicos, y detalló de forma bastante precisa el funcionamiento del ojo humano.
                                      A partir de Alhazem y hasta principios del siglo XVII, en que Villebrord Snell (1591-1626) pro-
                                   fesor de Leyden, descubre empíricamente en 1621 la «Ley de la refracción» enunciándola de la
                                   forma que se conoce hoy en día, se hicieron progresos muy significativos en el campo experimen-
                                   tal de la Óptica, inventándose alguno de sus instrumentos más valiosos. Parece ser que Roger
                                   Bacón (1215-1294) inició la idea de usar  lentes para corregir determinadas anomalías del ojo;
                                   también sugirió la forma de combinar las lentes para construir un telescopio basándose en el co-
                                   nocimiento que tenía de la marcha de los rayos al atravesar las lentes (en algunas pinturas del siglo
                                   XIII aparecen monjes con gafas). Leonardo da Vinci (1452-1519) inventa la cámara oscura, popu- MUESTRA PARA EXAMEN. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN. COPYRIGHT EDITORIAL TÉBAR
                                   larizada más tarde por Juan Bautista Laporta (1535-1615); ambos diseñaron y analizaron la mar-
                                   cha de la luz en combinaciones de lentes y espejos (por aquella época inventaron los alquimistas el
                                   «espéculum», amalgama de mercurio y estaño con la que recubrían el vidrio para hacer espejos).
                                   No está muy claro quien construyó el primer telescopio refractor, sus inicios se encuentran en los
                                   archivos de La Haya, en los que existen pruebas documentales de la patente para tal instrumento,
                                   solicitada por un comerciante holandés en el año 1608. Enterado Galileo Galilei (1564-1642) de
                                   la existencia del telescopio, construye su propio aparato, descubriendo las lunas de Júpiter, los ani-
                                   llos de Saturno y el giro del Sol, ya que las manchas de éste se movían en su superficie; por otro
                                   lado, para él, la luz era un simple movimiento en el medio, reduciendo el problema a un plantea-
                                   miento cinemático, considerando que el principal parámetro a determinar era la velocidad con que
                                   se propaga; ideó diversos procedimientos terrestres para su determinación y a falta de una tecno-
                                   logía adecuada, fracasó en todos sus intentos.
                                      Johannes Keppler (1571-1630), en su obra «Dioptrice», expone la proporcionalidad entre el
                                   ángulo de incidencia y el de refracción para pequeños ángulos y da a conocer el fenómeno de re-
                                   flexión total; desarrolló un tratamiento para sistemas de lentes delgadas y perfeccionó el telescopio,
                                   utilizando como ocular un sistema de lentes «positivo» (convergente). Como ya se ha dicho, fue
                                   Snell el que enunció empíricamente la ley de la refracción que lleva su nombre, hecho que consti-
                                   tuye un hito en el estudio de la Óptica. Rene Descartes (1596-1650), del que no está claro si co-
                                   nocía o no los trabajos de Snell, fue el primero en publicar en su «Dióptrica», la ley de la refrac-
                                   ción, demostrándola partiendo de un modelo en que la luz se visualizaba como una  «presión
                                   transmitida» por un medio elástico. Pierre de Fermat (1601-1665), sin tener en cuenta las suposi-
                                   ciones de Descartes, postuló que la luz se propaga de un punto a otro por el «camino óptico» más
                                   corto, aunque tenga que desviarse de su trayectoria más corta para hacerlo (en los párrafos 3 y 4
                                   de esta sección analizaremos este principio y el concepto de camino óptico); y basándose en tal ley
                                   a la que se llamó «Principio del tiempo mínimo» dedujo las leyes de la reflexión y de la refracción.
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